Se llama Sirena. Tiene piel de porcelana, cabello de seda color noche, mirada felina, nariz pequeña, caderas anchas y la cintura más breve que he visto. En aquel tiempo, de su boca solo salian sapos y culebras, su mente era estrecha y torpe; del mundo y sus maravillas no sabía nada y vivia en otro siglo y en otro espacio. Siempre tan cerca y tan perfecta; siempre tan frío y más perfecto . Los oidos llenos de palabras lindas, los brazos vacios y unas ganas. Fueron el uno para el otro desde entonces, desde siempre.
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