Lola

Salio con camino a ninguna parte, sus pasos lentos y pausados le recordaban el dolor que sentía a cada respiro. En la balija, solo lo necesario y nada más pesado que la tundra de pensamientos y memorias que arrastaba a su costado. No hace falta llorar cuando es más el dolor que el sentimiento, cuando es más el llanto que las lagrimas en el cuerpo.
El sol tuesta el camino a sus pies "ya llegara la lluvia que moje las pisadas y el tiempo que las borre..." pensaba.
El tranvia de las 2:00 le regalara una vida, que es lo que le hace falta. Lo que le hace falta? quien puede saber lo que le hace falta o a que sabe el amargo que palpita en sus labios.
Es dificil tratar de sanar la enfermedad que no existe y el dolor que no se siente en el cuerpo si no en el alma, en las horas que pasan y en las que estan por llegar. Es imposible encontrar un doctor que esté dispuesto a escuchar una hora de impertinencias adquiridas una noche anterior a causa de una sobredosis de realidad e impaciencia. No saber que de todo duele mas o por donde empezar a sanar.

Hoy el viento sopla a favor y le alivia un poco" si tiene que llegar, llegara..."
Un buen lugar para empezar, hoy, es aquí y no hay mejor momento que éste.

La impaciencia se le derrite del cuerpo, guarda en la maleta vacía los dolores y la tristeza para otro día y otro momento;otra ciudad y otra persona. Hoy la dosis será de amnecia y el viaje a el mejor lugar.